En su aclamado estudio “The Iceberg of Ignorance”, el consultor Sidney Yoshida concluyó: “Solo el 4% de los problemas de primera línea de una organización son conocidos por la alta gerencia, el 9% son conocidos por los mandos medios, el 74% por los supervisores y el 100% por los empleados… ”
Yoshida encontró que los hallazgos básicos tienden a ser los mismos en organizaciones de cualquier tamaño.
El proceso 1-2-3 de toma de decisiones es una forma comprobada para que los líderes aborden este problema de ignorancia organizacional.
Definiendo 1-2-3
1-2-3 dice que antes de que alguien decida algo (e incluso antes de pensar en decisiones preliminares con respecto a sus desafíos y oportunidades), se deben hacer tres preguntas clave. Son:
1. ¿Quién puede ayudarme a tomar una mejor decisión?
2. ¿Quién tendrá que llevarlo a cabo? y
3. ¿Quién será impactado por esto?
Implementando este método, es más probable que los empleados se vean a sí mismos como miembros plenos de un equipo sobresaliente y estarán preparados para capear el impacto de las decisiones y los planes.
Por: Bobby Albert, CEO de Values-Driven Leadership
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